El viento es simplemente aire en movimiento, que se desplaza desde las zonas de alta presión hacia zonas de baja (los anticiclones emiten vientos, mientras que las borrascas los atraen).
La velocidad del viento se mide en kilómetros por hora (k/h) con un instrumento llamado anemómetro, mientras que la dirección del mismo se mide con la veleta.
Las características de los vientos dependen de la trayectoria que han seguido:
- Los vientos que han recorrido mares y océanos antes de llegar a un punto son vientos húmedos (llevan abundante vapor de agua) en ese punto. Los que han atravesado masas continentales son secos.
- En el hemisferio norte, los vientos que proceden del norte (norte, noroeste o noreste) al llegar a un punto son fríos o más fríos que la temperatura que hay en ese punto; mientras que los que vienen del sur (sur, sudoeste o sudeste) son cálidos o más calientes que la temperatura que hay en ese punto. En el hemisferio sur sucede lo contrario: los vientos que proceden del sur son fríos, y los que proceden del norte, cálidos.
Hay varios tipos de viento:
- Estacionales: son los que cambian de dirección según las estaciones del año. Por ejemplo, los vientos "monzones" del sudeste de Asia soplan desde el oeste (del océano Índico al continente) en verano, y en invierno al revés.
- Diarios: son los que cambian de dirección diariamente. Por ejemplo, las brisas marinas costeras durante el día soplan desde el mar hacia la costa, mientras que durante la noche lo hacen del continente hacia el mar.
- Constantes: son los que tienen una dirección constante en determinadas regiones a causa del relieve. Un ejemplo es el cierzo del valle del Ebro que siempre sopla del noroeste porque es viento que procede del Cantábrico pero se encajona en el valle del Ebro, que va de noreste a sudeste.
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