lunes, 2 de noviembre de 2015

Mar de Aral

El mar de Aral era el cuarto lago más grande del mundo, abarcaba una superficie de 66.000 kilómetros cuadrados y almacenaba mil kilómetros cúbicos de agua. Hoy en día, debido al proceso de desecación  al que se ha visto sometido, solo ocupa una superficie ínfima, convirtiéndolo en uno de los mayores desastres ecológicos de la historia. 








Entre 1954 y 1960, el gobierno de la antigua URSS, con la intención de cultivar algodón en las secas estepas rusas, ordenó la construcción de un canal de 500 km de longitud que trasvasaría un tercio del agua del río Amu Darya para regar una amplia zona cultivable . 






La necesidad cada vez mayor de agua, debida a la mala gestión de su transporte y a la falta de previsión y eficiencia del riego, supuso tomar agua de más ríos que desembocaban en el Mar de Aral.
En pocos años se construyeron 45 embalses, más de 80 presas y cerca de 32.000 kilómetros de canales. Semejante infraestructura desvía de los ríos Amu Darya y Sir Darya la friolera de 48.000 millones de metros cúbicos al año, dejando que el lago quede alimentado únicamente por una octava parte del caudal original.


El plan funcionó... pero a cambio de un precio altísimo. En la actualidad Kazajstán es uno de los mayores productores mundiales de algodón, pero a costa de ver el mar de Aral reducido a la mitad de su superficie original y que su volumen se haya visto reducido a una cuarta parte, como muestra el documental «Aral. El mar perdido» que la cineasta Isabel Coixet grabó en 2010.



Por lo que respecta al clima, esta desecación ha eliminado el efecto amortiguador que ejercía el mar en su entorno, por lo que los inviernos y los veranos se han hecho más duros, con el consiguiente aumento de sequías graves. La acción del viento ha desplazado toneladas de arena salinizada, que procede del fondo de la zona desecada, a una distancia de hasta 200 km.

Ciudades que en otro tiempo vivieron del bullicio portuario, el transporte, la pesca y las industrias de conservas de pescado, se hallan hoy en mitad de un desierto de sal, a cientos de kilómetros de la costa. La población sufre graves trastornos de salud (enfermedades respiratorias crónicas, fiebre tifoidea, hepatitis y cáncer de esófago) y las tasas de mortalidad infantil se encuentran entre las más elevadas del mundo. La imagen de los antiguos barcos varados en el desierto se ha convertido en el paradigma del desastre ambiental y humano debido al uso irracional del agua.

Información extraída de:

www.wearewater.org

www.abc.es

masgeografia.wordpress.com

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